Please, come back
Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma, que una sonrisa lo cura todo, que más vale tarde que nunca… las personas se aferran a estas frases porque les produce seguridad hacerlo, pero muchas veces estas frases flaquean y te hacen tambalear hasta caer, por eso en muchas ocasiones es mejor olvidarlas…
R. aturdida por la situación, pero fiel a sus palabras no pudo continuar cuando las palabras de V. se clavaron en su pecho con un poderoso veneno de dolor..
Tres cosas habían hecho falta para destruir las fuerzas que le quedaban, la valentía desapareció sin dejar ni siquiera una nota de despedida…
R. se ahogó en su propio mar de lágrimas, y así fue como la encontré, nunca me había enfrentado a una conversación en la cual sabía que la otra persona estaba realmente destruida.
Mientras la música Indie Folk abrazaba la habitación, le preparé un té con limón… cuando sonó el álbum Don´t ever leave me like you do, en especial la canción de Georgia, R. consiguió mirarme a los ojos y regalarme una tímida sonrisa, acto seguido repitió la palabra que tanto dicen en esa canción – Remember, remember…
Con los ojos hinchados y acompañados por dos hermosas ojeras, cogió aire para dejarlo caer en un suspiro entrecortado por las GANAS de llorar – He intentado reflejarme, he conseguido que mis pensamientos comenzaran a tomar forma y que mis palabras fueran sus portavoces más fieles… pero me los han destruido por completo, si decido tomar el camino por un lado, lo estoy haciendo mal, si en cambio decido tomar el contrario también cometo un error, porque es tan sumamente complicado conseguir la felicidad, y cuando por fin la logras te dura realmente poco comparado con el tiempo de cura que te hace falta para sobrellevar el dolor…
Mis palabras desaparecieron, dejándome sola ante tal malestar e inseguridad que R. derrochaba por cada poro de su piel, no quería soltar la típica frase para consolar, sabía que el dolor que estaba sintiendo era el más difícil de sobrepasar, di una profunda calada a mi cigarro y acto seguido la mire, R. estaba envuelta en lágrimas, ¿Porque últimamente suceden conversaciones entorno a este tema?, mi cabeza comenzó a preguntarse si quizá el destino me quería decir algo, con un nuevo suspiro bastante profundo R. me devolvió a la conversación de un tirón…
R. volvió a sonreír tímidamente – El dolor de saber que vas a perder a alguien o algo, la impotencia de sentirte estúpida por no poder hacer absolutamente nada, me lleva a desesperarme…Cuando alguien o algo enferma y no está dispuesto a luchar por sobrevivir no puedes hacer absolutamente nada…
Sus lágrimas y sus palabras me emocionaron, pero no podía flaquear en este momento – Pero la pregunta es…¿Tienes fuerzas para luchar?
R. miró hacia arriba con sus ojos encharcados, cuando bajo la cabeza dos grandes lágrimas recorrieron sus mejillas para dejar paso a su gran y rotunda respuesta – ¡Sí!.
Dreily.
©Todos los derechos reservados.
Ilustración basada en un dibujo de Paula Bonet.
…..” R. aprendió a manejar ese dolor que sigue a su lado, pero cada vez más aplastado por los buenos recuerdos que construye a cada paso, supo volver a ponerse la capa de valentía y recuperar todo aquello que le hacía feliz, porque cuando algo a lo que quieres tanto lo dejas escapar es que realmente no lo querías, siempre hay que luchar y R. lo consiguió”