Un pestañeo
-Sucedió tan rápido… pestañeó y todo cambió…
Su mente sigue ahí de pie, sonriendo…es feliz reviviendo una y otra vez ese precioso tiempo, ese tiempo que se detuvo para dejar paso a una enorme tempestad que ni siquiera se disfrazó, tan solo intentó hacerles creer que había desteñido su alma… está dispuesto a demostraros que esa es la única realidad… pero aunque su mente le engañe…su cuerpo vive el después de ese pestañeo.
Pero D. se acobardó, se arrinconó, sólo contemplaba.. y procuraba que ese suspiro que luchaba contra su boca para salir con ganas y morir en los brazos del aire, se deshiciera dentro de ella, sin que nadie supiese de su existencia.
A., mi valiente A, supo domar esos suspiros que batallaban en su cuerpo, era fácil, lo conseguía con facilidad…había luchado con enormes ejércitos de suspiros a lo largo de toda su vida, pero siendo sinceros creo que este suspiro le costó una dura y larga batalla, igual que a T.
M. confirmó que se había provocado una brecha que jamás podría cerrarse, su esperanza se esfumó, – No soy valiente, no soy cobarde, soy luchadora pero soy vieja, mi esperanza se ha desvanecido, me la robaron…
En ese preciso momento, al escuchar esas palabras, dejé de remover el café que me acompañaba a todas las entrevistas…sentí como mi alma se había paralizado, entonces entendí que tanto A, como T y sobre todo M. eran grandes luchadores de esta vida, y que el respeto era su mayor trofeo…
Dreily
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